El Día Mundial del agua es para hacer reflexión sobre su uso
El Día Mundial del agua es para hacer reflexión sobre su uso
La prioridad en el cuidado del agua genera cada día más y más acciones concretas. Además de necesitarse para la agricultura, la producción de energía y los usos industriales, el agua es la esencia que garantiza su vida, la de sus hijos y la de miles de seres que hacen parte de los majestuosos bosques y páramos que conforman la verde Tierra.
Hoy, en el Día Mundial del Agua, el llamado es a analizar lo que todos y cada uno podemos hacer para cuidar este recurso y actuar desde ya, todos los días, así como lo están haciendo otras personas que se han convertido en guardianes de este recurso que demanda, cuanto antes, acciones específicas y constantes.
No porque Colombia sea considerada uno de los 12 países megadiversos del mundo, con una extensión terrestre del 0,7 por ciento de la superficie del planeta, que alberga alrededor del 10 por ciento de la fauna y flora del planeta, está libre de preocupación.
Todo lo contrario, el país tiene un grave problema que se ve reflejado en la extinción de las especies. “Realmente lo que está mostrando es la pérdida de la calidad de los ecosistemas y su deterioro funcional; es decir, que las condiciones de vida se han deteriorado tanto que ya no garantizan el hábitat para la fauna y flora que se considera por tanto amenazada”, explica Brigitte Baptiste, directora del Instituto Alexander von Humboldt.
Recuperando las cuencas
En ese sentido, las tareas son urgentes. Resalta Ivan Mustafá, viceministro de Agua del Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, que “una de las dos metas fundamentales es la de propender por la recuperación de las cuencas hídricas a través de acciones para la descontaminación producida por los vertimientos de aguas residuales municipales, o alcantarillado”.
Agrega el Viceministro que el objetivo ha sido poder incluir en los planes financieros del programa de Agua para la Prosperidad los recursos para la ejecución de acciones de protección y descontaminación de cuencas hídricas, eso quiere decir que para su recuperación se está promoviendo el Programa Saneamiento de Vertimientos ‘Saber’, que busca canalizar recursos y los esfuerzos necesarios para intervenir en 10 cuencas que fueron priorizadas.
Se trata de los ríos Bogotá, Medellín, Chinchiná, Otún-Consota, Quindío-La Vieja, de Oro, Pasto, Suárez (laguna de Fúquene – Río Fonce) y la cuencas altas del río Chicamocha, y del Cauca. “Se han jalonado recursos públicos de origen local, regional y nacional por un monto cercano al 80 por ciento de las necesidades estimadas en siete de las diez cuencas quedando pendiente inversiones en las de los ríos Quindío-La Vieja, río de Oro y el Pasto”, puntualiza Mustafá.
El sector privado, con las pilas recargadas
Al mismo tiempo, algunas empresas pertenecientes al sector privado se han unido con organizaciones públicas para generar estrategias concretas.
Un caso específico es el de Agua Somos, una iniciativa del Acueducto de Bogotá, Bavaria, Parques Nacionales Naturales, Patrimonio Natural y The Nature Conservancy, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo. “Somos una solución financiera para la conservación de páramos, bosques y ríos que generan el recurso hídrico de la región capital”, dicen voceros. Lea más información sobre cómo se está llevando a cabo la producción limpia en diversas compañías.
Los logros que se alcanzaron, durante el año pasado, van desde la ejecución del proyecto con el que se esperará generar acciones para la restauración a mayor escala de la recuperación de bosques riparios, (que se encuentran en los alrededores de los ríos).
También, la ejecución de cuatro proyectos que tienen injerencia en los sistemas Chingaza y Norte; y, adicionalmente, el “inicio el proceso de contratación de los estudios para caracterizar los procesos erosivos e hidrológicos en la cuenca alta del río Tunjuelo y la estructuración de herramientas para la priorización de inversiones para la conservación de las cuencas que abastecen a Bogotá”, señalan de Agua Somos.
En la capital del Valle del Cauca, la empresa de servicios públicos Emcali invirtió en el 2010 alrededor de 12.111 millones (6 millones 500 mil dólares) para potabilizar el agua. La cifra es un poco menos de la tercera parte de lo que el país tiene asignado para conservar 12 millones de hectáreas en los parques nacionales naturales, resaltan del Fondo Patrimonio Natural.
Por otro lado, uno de los escenarios que desde hace más de 16 años ha estado vigilante de la conservación de los recursos hídricos en Colombia, es el programa Ecoaguas de Syngenta, que bajo la consigna del cuidado del medio ambiente, la preservación del agua y el apoyo a las comunidades, ha sembrado más de 782 mil árboles nativos en 11 cuencas hidrográficas de los ríos ubicados en 14 municipios de los departamentos de Cauca y Valle del Cauca, lo que equivale a 2.895 hectáreas sembradas, aproximadamente. Actualmente, el programa Ecoaguas es apoyado por el Banco Interamericano de Desarrollo.
Una iniciativa adicional es la de Asocaña, Sector Azucarero Colombiano, y su programa ‘Agua por la Vida y la Sostenibilidad’, que cuenta con el apoyo de la ONG The Nature Conservancy, de autoridades regionales, asociaciones de usuarios de los ríos, los cultivadores de caña, Vallenpaz, Ecopetrol, Usaid, la Fundación Bavaria, Mexichem (Pavco), Unicef, Parques Nacionales Naturales (Las Hermosas) y los cabildos indígenas y campesinos de la zona, que desarrollan un plan de conservación de las cuencas de los ríos que están en condiciones críticas, es decir, que tienen los mayores problemas ambientales y sociales.
La educación, una prioridad
Para promover la conservación, la estrategia es la educación de la comunidad. Este se ha convertido en uno de los objetivos de la fundación Omacha, una ONG de carácter ambiental que trabaja con énfasis en los ecosistemas acuáticos.
“Son más de 22 años liderando programas como la biología y la investigación, el fortalecimiento del trabajo con las comunidades en rescate del conocimiento tradicional; el soporte para proyectos productivos, la educación ambiental, que trabaja con los colegios y el programa de áreas protegidas”, destaca Dalila Caicedo, su directora.
Simultáneamente, la fundación Opepa, fundada en 1998, tiene como objetivo conectar a niños y jóvenes con la tierra para que actúen de forma responsable, ambientalmente hablando. Según Sergio Llano, gerente de operaciones, “curiosamente no es información lo que les está haciendo falta a los niños, sino conocer las acciones sobre lo pueden hacer para mejorar las condiciones del planeta”.
Tome atenta nota
Según el Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo, un informe de ONU-Agua:
– Está previsto que la población urbana mundial crezca desde los 3.400 millones de personas del 2009 hasta los 6.300 millones en 2050, cifras que comprenden el crecimiento de la población y el saldo migratorio neto del campo a la ciudad.
– Casi mil millones de personas carecen de acceso a fuentes mejoradas de agua potable y el número de personas que no tienen acceso al agua corriente en las ciudades es mayor hoy que a finales de los años 1990.
– Al menos 1.400 millones de personas no disponen de electricidad en sus hogares y casi mil millones padecen malnutrición.
– Los riesgos relacionados con el agua representan el 90 por ciento de todos los riesgos naturales y su frecuencia e intensidad van, por lo general, en aumento, lo que conlleva serias consecuencias para el crecimiento económico. Entre 1990 y el año 2000, las catástrofes naturales en algunos países en desarrollo provocaron daños que se estimaban entre el 2 y el 15 por ciento de su PIB.
El agua está en riesgo constante
De acuerdo con el Fondo Patrimonio Natural, uno de los grandes problemas que pone en peligro el agua es la deforestación de los bosques y páramos en donde se produce.
Actualmente estos son uno de los ecosistemas más amenazados del país, sus árboles se talan para cocinar o construir viviendas y otro tipo de infraestructura, para abrir lugar a la siembra de cultivos como la papa o establecer potreros para el ganado.
– La deforestación pone en peligro a las especies exclusivas de páramo como los frailejones, que crecen un centímetro al año. Del total mundial de esta especie en Colombia se conocen 68 clases, el 53 por ciento de ellas están amenazadas, y 7 tienen ‘amenaza crítica’ por la destrucción de los páramos.
Comprometiéndose con el reciclaje
Analizando que una sola pila alcalina puede contaminar 167 mil litros de agua, y una de mercurio 600 mil, de este preciado líquido, Palatino, el centro comercial que promueve objetivos ecológicos, se ha aliado con la Andi, para recolectar las pilas usadas que llevan las personas al establecimiento comercial, al tiempo las sensibilizan sobre el peligro que representan para el medio ambiente esta clase de productos, por los insumos con los que han sido fabricados, como mercurio y otros metales pesados tóxicos.
Asimismo, Colombiana Kimberly Colpapel, una multinacional con dos divisiones de negocio, la de consumo masivo y la institucional (Kimberly-Clark Professional), “ha logrado elaborar sus productos con 70 por ciento de la fibra de papel reciclada, garantizando además que el 98 por ciento de las fibras provengan de bosques certificados”, explica Juan Pablo Mejía, gerente de Kimberly-Clark Professional.
Por su parte, Hewlett-Packard cuenta con un programa ambiental a nivel global llamado Planet Partners que consiste en la recolección y el reciclaje de los toner que se utilizan en la impresión con tecnología láser. “Los recogemos y luego se envían a la planta de reciclaje que está en los Estados Unidos, para ser procesados”, señala Carlos Gaviria, marketing manager Imaging and Printing Group de Hewlett Packard Colombia.
Sheyla Rojas
Redactora de EL TIEMPO
Fuente: eltiempo.com